Venus paleolítica, imagen y símbolo

Venus de Brassempuy, marfil de mamut, Museo Saint Germain in Laye, París

Los primeros cosméticos originados en la Prehistoria pudieron nacer como remedios para las necesidades espirituales de los humanos que con el tiempo tendrían una aplicación higiénica y de ornamento corporal.
Las marcas del cuerpo, pinturas, tatuajes o escarificación, servían para promover la vanidad, denotar prestigio social y riqueza, atraer al sexo opuesto, indicar la pertenencia a un clan, o asustar al enemigo.
La pintura corporal pudo haber surgido como camuflaje para la caza y después  extenderse hasta incorporar objetivos simbólicos y protectores, como provocar temor a los enemigos y celebrar rituales a los dioses.
Los primeros humanos llegaron a adquirir conciencia del impacto que el color tenía sobre las emociones. El negro simbolizaba el mal y la oscuridad a la que temían, pero les gustaba la luz del sol, representada por el rojo y el amarillo. El blanco significaba el mundo espiritual y el más allá.


Planta de saúco

Caolinita
Para conseguir las pinturas se empleaban pigmentos vegetales extraídos de plantas como la rubia para el amarillo, el saúco para el negro y diferentes bayas silvestres para el rojo y el negro. Posteriormente se añadieron óxidos de hierro, como la hematita (rojo) y limonita (amarillo), tierras arcillosas rojas o blancas como el caolín, minerales como el manganeso y carbón.  Estos se mezclaban con grasa animal y otros fluidos como saliva o sangre.
Limonita
El embellecimiento es una manifestación del hombre arrastrada desde las civilizaciones más antiguas en un intento de atraer la atención y suscitar los estímulos adecuados, preliminares que forman parte de la imperiosa razón de la supervivencia de la especie. El ser humano ha añadido complementos a su persona que se han ido adecuando a las costumbres de la época.
El adorno tiene una función social que transmite los valores que fundamentan la cultura, los símbolos religiosos, las jerarquías, la pertenencia a un determinado  grupo o edad, o la disponibilidad de la juventud para el matrimonio. El adorno implica un mensaje de carácter social o mágico, con poder para alejar el mal o el peligro.

Conchas perforadas, Museo de Prehistoria, Valencia
Los primeros objetos identificados como adornos eran dientes y garras, conchas de moluscos,  piedra talladas o materiales como hueso y madera; algunos presentaban un orificio para pasar un cordón y llevarlos colgados.


Estos adornos podían representar el poder arrebatado a otro ser (dientes y garras) o tener un significado ritual, como culto de los principios vitales como la fecundidad (colgantes con rasgos masculinos o femeninos), la caza (trofeos) o la muerte. Su significado podía ser la materialización de la inquietud humana hacia los misterios del mundo  o resaltar el valor del individuo respecto al grupo, o bien un signo de pujanza o de riqueza, o un deseo de reconocimiento social para mantener cierta jerarquía, además de un medio de inspirar la envidia, la admiración, el amor. Las conchas de moluscos marinos, por la riqueza de sus colores y el brillo de su nácar, ejercieron una gran atracción para los grupos prehistóricos. Parece que tenían la creencia de que las conchas marinas y las perlas favorecían la fecundidad en las mujeres que las llevaban y las protegían de las fuerzas malignas.

Venus de Kostenski, Museo del Ermitage

La imagen de la mujer paleolítica correspondería a un ideal de belleza el que la mujer obesa representa la riqueza y poder del marido. El exceso de grasa como protección para soporta el frío.
Las figuritas de las  Venus, algunas datan de hace más de 20.000 años,  podían interpretarse como imágenes  del ideal erótico de la mujer vinculada al concepto de fecundidad, ocupando un lugar primordial en la mitología religiosa paleolítica, como fuente de vida y como lazo de unión entre los humanos y su entorno natural.  Son representaciones  de la mujer magnificada en sus atributos sexuales con grandes caderas, voluminosos senos y abultado vientre. Hay distintas interpretaciones de la exageración en los rasgos femeninos, como es que la vida en lugares con difíciles condiciones climáticas exigía conservar un exceso de grasa  para soportar el frío o que ese ideal femenino de belleza  correspondía a la mujer obesa que representaba la riqueza y poder del marido.
No obstante, algunas estatuillas presentan ornamentación como collares o brazaletes e, incluso, peinados elaborados o tocados en la cabeza, lo que implica que ya se daba importancia al adorno corporal.



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